sábado, 22 de septiembre de 2018

Hemisferios del cerebro: las clases como recreación del proceso evolutivo.




Las clases se presentan como un momento de quietud en la que no se está abocado a una actividad. Por ende este “parar” favorece una observación profunda del propio cuerpo.
Este momento de pausa permite observar al cuerpo como un “templo”. Refleja una actitud parecida a la que tomamos como personas al ingresar a un templo o una iglesia, etc.  Esta disposición ya genera una recreación del espacio-tiempo en el cual disponemos a nuestro cuerpo y cerebro de un modo diferente al que lo hacemos cuando nos enfocamos en una actividad como los quehaceres cotidianos o nuestros trabajos.
Desde esta contemplación que se genera en la clase, se busca crear la intensidad y relajación necesaria, característica única del yoga que brinda de forma integral para quienes buscan tonificar pero también relajarse, mejorar su postura y regenerar. En este proceso de clase el cuerpo pasa de una postura a otra, de un nivel corporal a otro “recreando” de cierta forma nuestra evolución humana, desde que nacemos hasta la etapa adulta. Es por este mismo proceso que vemos presente a nuestros tres cerebros; es la recreación el puente que acciona para conectarnos y que se  posibilita a través de la contemplación corporal gracias al hacer pausa.
Cada clase es una réplica de la evolución del movimiento corporal humano. Se pasa de estar acostados como si fuéramos unos bebés, recordando ese sentir sobre el piso, continuando con  las posiciones cuadrúpedas (que nos acercan a ese costado mamífero, presenta también en nosotros los seres humanos) hasta llegar a nuestro estado bípedo.
De este modo el yoga de conciencia aplica un camino metodológico en donde es la pausa el punto inicial de la permanencia posterior del estado de respiración profunda que posibilita la observación conciente de nuestro sentido del espacio interior.

Profesora

María Eugenia Brie