En este tercer artículo
para la aproximación a los conceptos del yoga de conciencia nos acercamos a la
búsqueda de nuestro espacio interior.
El
espacio interior es la casa de uno, es donde uno recurre a cobijo a cuidado es
donde uno encuentra el oxigeno que necesita.
El
espacio interior empieza a ser y a
configurarse en una postura, es un fluctuar conciente de la respiración
sosteniendo al asana. Desde esta observación y un conciente sostener de la
postura del yoga podemos lograr “observar” con todos los sentidos las distintas
partes del cuerpo en el movimiento en sí. Esto posibilita que se entiendan las
aperturas, los cierres y demás implicancias del movimiento en sí.
Cada
clase del yoga de conciencia es una operación. Esta operación nace con nuestra
respiración, que es la herramienta más sabia y a su vez es la savia que nos nutre.
Movernos
de adentro hacia afuera nos retorna a este espacio interior, nos permite
observar profundamente y ser concientes de los registros de nuestros
movimientos, y en esta construcción del espacio interno guiados por nuestra
respiración y accediendo a la pausa encontramos que en verdad es el lugar en donde nos
retroalimentamos.
Es
nuestro interior, es nuestra casa, es nuestro templo sagrado.
María
Eugenia Brie
Profesora
de Yoga
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