La
intención de este segundo artículo no es
posicionar una nueva y única metodología
para el yoga, sino acercarnos a aquella idea que compartí en mi cortometraje, la idea de que el fundamento de una
disciplina se genera cuando el maestro ha pasado toda la práctica a través de
su cuerpo y su vida, digamos que se podría decir que el verbo se
encarna en la práctica. Se genera una toma de conciencia en los ejercicios
ejecutados, no se automatiza, se genera un proceso nuevo día a día.
Movernos de adentro hacia
afuera es el ejercicio para el yoga de conciencia. Las clases, los intensivos, los talleres y
laboratorios generan una búsqueda del reconocimiento de nuestro cuerpo. Para
esto es fundamental siempre,
comenzar por la respiración. La
respiración es el primer movimiento que despierta los sentidos y la piel.
En las clases del yoga de
conciencia se plantea un “viaje” en donde no se puede saber específicamente el
lugar de destino. Esto no quiero decir que no hay una planificación. Todo lo
contrario. Es justamente el fuerte eje
conductor que se plantea, ese hilo de la clase el que sostiene y hace posible
el viaje exploratorio a través del espacio interior. Esta coherencia en
la lectura y la escucha de nuestro
cuerpo va asegurando el bienestar.
En estas exploraciones
guiadas de forma permanente por el profesional del yoga de conciencia se
comienza por el primer movimiento que es la respiración. Luego se plantean los
primeros ejercicios, allí se autoevalúan los propios apoyos corporales
indagando de forma propia sobre ellos. Es un primer paso al reconocimiento del
“movernos de adentro hacia fuera”. Aquí pueden surgir preguntas tales como: ¿en
qué lugar tengo mis hombros? ¿Cómo encuentro mi propio cuerpo, ahora que vamos
percibiendo los apoyos? Hasta incluso lograr ¿cómo me sentía al comienzo de la
clase y como me encuentro luego en las diferentes posturas? Pasando desde las
más básicas, a las invertidas en el desarrollo y avance de la clase.
Así es que el yoga de
conciencia se vale de la escucha interna profunda. Una escucha que se da en el
silencio y que comienza con el movimiento de la respiración.
Vale realizar una
salvedad que surge a partir de la práctica del yoga y es que en su desarrollo
esta disciplina logra complementar intensidad y relajación. Complemento muy
difícil de encontrar en todas las disciplinas por igual. Aquí podemos tener un
plus si aceptamos el proceso más que la llegada. Si percibimos el dolor, el
malestar como lo que nos habla internamente escuchando nuestros apoyos incluso
en lo complejo.
María Eugenia Brie
Profesora de Yoga
Julio-2018
MBY