Desde
Maru Brie Yoga hemos estado enfocando nuestra atención a los procesos que se
dan en la práctica continua.
Justamente
en esta semana realizamos un posteo en el que se compartían los tiempos o pasos
que se llevan a cabo en cada clase.
En
este artículo la intención es profundizar un poco más sobre esto.
En
primer lugar hacer foco en la consigna “dejar
caer el peso del cuerpo sobre la tierra”. El estado de pausa del que se
habla en las redes de Maru Brie es el punto de partida para toda la práctica.
Justamente, pausar y dejar caer el peso estando acostados boca arriba, permite
ir serenando nuestros ritmos, aquietando los pensamientos, o permitiendo al
sentido global observar como nuestros pensamientos van y vienen. Lo que es
importante recalcar es que si no existe una real entrega del peso corporal en
la tierra no se puede llevar a cabo una práctica conciente y real.
Muchos
se preguntarán a que se refiere esto de “práctica
conciente”, bueno, no estamos hablando de convertirnos en maestros zen. Estamos
hablando de “permitirnos frenar”, y desde frenar, pausarnos y dejar que nuestro
cuerpo ocupe ese espacio de forma concreta. Esta referencia que se realiza
sobre la conciencia en la práctica tiene que ver con “no salirnos del cuerpo”.
Por ende, estando en el piso boca arriba, apoyando nuestro peso de forma
profunda en él, comenzamos a sentir nuestros puntos de apoyo. Puede que ésto
lleve un tiempo, es normal, porque es justamente un proceso que nos invita a
despertar nuevamente cada día. Como decimos siempre en nuestras plataformas, “estar en el camino”.
Cuando
nuestro cuerpo entrega el peso a la tierra, logra pausar, logra comenzar a
escucharse y percibe la respiración, recién podemos hablar de un segundo paso o
instancia. Esto es comenzar a “ocupar el
espacio en el que estamos verdaderamente”. ¿Qué quiere decir esto? ¿Acaso es
magia? ¿Acaso es un camino místico? todo lo contrario, es un camino “concreto y real” un camino hacia
dentro de nuestro cuerpo físico. Esto es eso justamente “ocupar ese espacio”, ni estar allá, ni estar allí, ni mover, es
entendernos ahí, acostados, entregando todo, reconociendo nuestros puntos.
Pareciera
que, cuando se habla de yoga, se habla de un “más allá” pero desde el Yoga de
conciencia se propone mirar y mirarte
desde un “más aquí, más ahora, más real
y concreto”.
Así
es que, cuando se permanece día a día en esta práctica, renaciendo en cada
asana, se puede decir que nuestro cuerpo de forma integral va sintiendo que “no
está mal estar donde se está”.
Es
muy importante no olvidarnos que la práctica del yoga implica un despertar
diario, implica integración e implica una disposición para esa entrega del
peso. Así nos empezamos a dar cuenta que cada amanecer es una nueva aventura
hacia el camino interior.
María Eugenia Brie
Profesora de Yoga