Simbolismo de
la Flor
En todas las
culturas alrededor del mundo, hasta donde se tienen registros históricos, las
flores han provisto información emocional entre los seres humanos. En
las cuevas de neandertales se ha hallado polen (la parte de la flor
más difícil de corromper a través del tiempo) y se ha sugerido que las flores
eran parte del ceremonial para rendir homenaje a sus difuntos, si bien tal
significado todavía está en discusión.
En la
antigüedad las flores no sólo eran consideradas fuente de placer para dioses y
hombres, y motivo de inspiración para artistas y poetas, sino que poseían
significado de trascendencia mística y cósmica. En el Japón, donde se
cultiva el arte del arreglo floral (ikebana), la flor se considera el resumen
del ciclo vital de todas las criaturas y su efímera duración. La flor que Buda exhibe,
en ocasiones, sustituye toda palabra y enseña: es la imagen explícita de la
perfección a alcanzar, de la iluminación y la expresión de lo inexpresable. En Grecia
antigua por estar asociadas a las mariposas se les identificaba con las
almas de los muertos. En el Taoísmo la flor de oro que emerge a
partir de la coronilla es símbolo de la máxima iluminación espiritual. En
las sociedades americanas prehispánicas, por ejemplo, las flores ofrecieron una
amplia gama de significados. Las antiguas representaciones de las flores no
eran meramente decorativas, sino que formaban parte de un simbolismo religioso.
Las flores de cuatro pétalos, por ejemplo, han tenido un significado
polifacético en las culturas antiguas y actuales de Mesoamérica, y es uno
de los símbolos persistentes en la mente y en el lenguaje de sus habitantes.
Hay numerosas representaciones de flores de cuatro pétalos en Teotihuacán (estado
de México, México) y en otros sitios tales como en Tlalancaleca (estado
de Puebla, México). Las flores teotihuacanas también formaron parte de la
iconografía de la pintura mural, a veces aludiendo a un lugar paradisíaco,
otras veces refiriéndose al canto y a lo bello de las palabras A algunas
se les otorgó un carácter sagrado y sirvieron para fines ceremoniales y
mágicos, como sucedió con el "nardo" u «omixóchitl» (Polianthes
tuberosa), el "pericón" o «yauhtli» (Tagetes lucida) y el
«cempoaxóchitl» (Tagetes erecta), hoy conocida en México como
"cempasúchil" o "flor de muertos", flores que por su
perfume tan fuerte han servido como medio de comunicación o atracción de los
seres sobrenaturales, o como protección contra ellos. Los lirios (Lilium), por
ejemplo, han sido utilizados como símbolo de pureza durante cientos de años.
Existen
pinturas en palacios de Grecia de más de 3.000 años de antigüedad que
atestiguan ese uso. Esta asociación entre la pureza y ciertos lirios pasó más
tarde a la cristiandad, donde a la Virgen María se la representaba
con flores de lirio (Lilium candidum, "Madonna Lily" en
inglés) en sus brazos. El símbolo de la flor de lis estuvo
originalmente basado en la flor de una especie de iris (Iris pseudacorus) y
aparecía en pinturas religiosas egipcias e indias mucho antes que fuera
adoptado como emblema de los reyes de Francia desde el Siglo V. Las flores
han servido no solo como símbolos religiosos sino también del poder real desde
hace miles de años y han sido admiradas y utilizadas por su belleza desde
tiempos inmemoriales y por muchas civilizaciones.
Además de por
su belleza, simbolismo religioso y su asociación con el poder, las flores
también han sido utilizadas como medio de comunicación. El romanticismo de
fines del siglo XIX, rescató el llamado lenguaje de las
flores que fuera desarrollado en el siglo previo por los burgueses
alemanes, con el objeto de comunicar mensajes específicos a amigos y amantes,
para lo que se escribieron libros que explicaban el significado de cada flor.
Ejemplos de este "simbolismo floral" son: lila, «corramos al altar
antes que la juventud se acabe»; rosa, «bella como una flor»; altramuz,
«encanto celestial e inteligencia hallé en tu corazón»; girasol, «tu amor es
para mi vida lo que el sol para esta flor»; cebolla, «me repugnas»; saúco,
«cada vez te siento más fría»; pétalo de rosa roja, «sí»; de rosa blanca, «no».
El profundo y cautivante significado que la flor representa universalmente no
ha sido dejado de lado por novelistas y poetas de todos los tiempos quienes se
han valido de ella para titular muchas de sus obras: Las flores del
mal deCharles Baudelaire, Por el sendero de las muchachas en
flor de Marcel Proust, El nombre de la rosa de Umberto
Eco, Doña Flor y sus dos maridos de Jorge Amado, entre decenas
de ejemplos.
(FUENTE WIKIPEDIA)